Aunque ya se puede visitar el Centro Histórico de la ciudad de México recuerda seguir las normas de sana distancia.
Al recorrer el Centro Histórico de la Ciudad de México nos asaltan posibilidades casi infinitas: museos, templos, monumentos religiosos y civiles, plazas, claustros, jardines, fuentes, obras de arte, vestigios de distintas culturas y etapas históricas, así como expresiones inmateriales de tradiciones que han sabido evolucionar a partir de un sinfín de fusiones. Su riqueza es tal que fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
El Centro Histórico de la Ciudad de México es el de mayor extensión en toda América Latina y representa uno de los destinos turísticos más concurridos a nivel mundial. En su área alberga casi mil quinientos edificios de gran valor histórico y artístico, además de una actividad incesante que le da un colorido inagotable.
Entre las joyas arquitectónicas del Centro Histórico destaca la Iglesia Regina Coeli, ubicada en la calle Regina y Bolívar, esta iglesia pertenece al ex convento de Regina, el cual se construyó en el siglo XVI.
Su estilo es churrigueresco, un estilo arquitectónico perteneciente al siglo XVIII conocido también como Barroco Anticlásico. Este convento se cerró durante la Guerra de Reforma y no volvió abrirse al público. Cuenta con una cantidad considerable de altares, uno en particular está dedicado a Nuestra Señora de la Fuente, que es una pieza representativa del estilo mencionado.
La fachada de la iglesia se caracteriza por un pequeño campanario y una cúpula octogonal y un conjunto de azulejos a los pies de la torre del campanario como adorno. Además de una placa conmemorativa. En el interior la cúpula está pintada con imágenes de los fundadores de la iglesia; San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio y San Ambrosio.
El altar principal puede describirse como un gran nicho, que contiene pequeñas capilletas debido a la forma acampanada del templo. El altar mayor está hecho de madera dorada al estilo churrigueresco, las figuras que se encuentran en el altar principal incluyen a Antonio de Padua y los cuatro evangelistas. Los nichos interiores muestran la imagen de los santos Domingo y Francisco de Asís, quien también está representado en uno de los medallones de la parroquia.
Un nicho particularmente importante es dorado, adornado con espejos, concha de tortuga y nácar, que contiene una escultura de la Inmaculada Concepción del siglo XIX. En la parte de arriba del altar hay una representación de Dios sosteniendo el mundo en sus manos. Además del altar principal existen varios altares dedicados al Calvario y al Sagrado Corazón.
El altar de la Virgen de la Fuente fue hecha por Felipe de Ureña, en 1738, clave para poder plasmar el estilo barroco de las iglesias mexicanas, especialmente las que se realizaron en las rutas de plata al norte de la ciudad de México. El altar es un ejemplo de principios del estilo barroco o churrigueresco mexicano.
El área superior del coro tiene un barandal de hierro rectangular y tiene apariencia de un altar. Se utilizaron hojas de acanto para formar el calado con varios medallones con los anagramas de las “cinco personas”: Jesús, María, José y los padres de María Joaquín y Ana. En el interior del coro hay ocho pinturas del artista Francisco Antonio Vallejo.
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