Yvoire es la más pequeña, encantadora y pintoresca ciudad medieval en la Alta Saboya de Francia, a orillas del Lago Lemán o Lago de Ginebra, es un pueblo que ha perdurado prácticamente inalterable al paso del tiempo, está tal y como lo diseño el Conde Amadeo V de Saboya que quiso hacer un lugar inexpugnable por su estratégica ubicación.
Incluida entre los pueblos más bellos de Francia, Yvoire nos hace retroceder en el tiempo ya que está en perfecto estado su castillo, la iglesia de San Patricio, el foso, las dos puertas de entrada y sus calles empedradas. Hay que agradecer como han integrado, sin dañar el diseño ni la arquitectura, las tiendas, restaurantes, cafeterías y salas de exposición que se encuentran en todas sus calles.
Los mejores meses para visitar Yvoire son los del verano por su cercanía a los Alpes el invierno suele ser duro. Una tradición que ha perdurado durante siglos, son las miles de flores y plantas que engalanan todas y cada una de sus calles y casas que les ha valido ganar varios concursos internacionales por el cuidado y esmero que ponen en ello. Te recomendamos visitar el Jardín de los Cinco Sentidos (Le Jardín des cinq Sens), que está inspirado en los jardines de la Edad Media.
El Castillo de Yvoire es parte de la historia de este pueblo que se remonta a 1306, en una época en que los castillos del Lago de Ginebra desempeñaron un papel importantísimo en la protección de las estratégicas rutas comerciales a través de los Alpes. El robusto castillo nos recuerda las fortalezas medievales de la región.
Yvoire ha sabido mantener sus costumbres culinarias, siendo un pueblo pesquero su cocina nos ofrece deliciosos platos tradicionales donde la perca es uno de sus productos estrella. Te recomendamos el restaurante del hotel Le Pré de la Cure. En la entrada de esta maravillosa ciudad medieval, en un entorno encantador con el lago de Ginebra como telón de fondo y magnificas murallas, descubre Le Pré de la Cure un hotel con decoración contemporánea donde Amélie, Oliver y su equipo te harán pasar momentos de felicidad. Desde sus jardines y terrazas, en un entorno florido maravilloso, descubrirás este lugar sublime entre el lago y la montaña. Un lugar relajante con piscina cubierta, sauna, baño de vapor y jacuzzi que seguro gozaras al máximo.
Entre las calles típicas de esta villa medieval y las brillantes aguas del lago de Ginebra, el Hotel Jules Verne de estilo romántico y una decoración refinada ofrece 17 habitaciones y tres suites incluidas, con vistas al Lago de Ginebra, la mayoría con balcón o terraza. El hotel el accesible para personas con movilidad reducida. Su restaurante Bateau Bristol ofrece filetes de perca, bebidas, cocteles, platos fríos para compartir, pasteles y helados y sorbetes artesanales en un ambiente agradable. El hotel cuenta con Spa y te invita a disfrutar de un hammam y un jacuzzi y una bañera de hidromasaje al aire libre. Visita su tienda en el puerto deportivo frente al muelle con ropa exclusiva de la marca “Escapade” de algodón orgánico.
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